Yo solía acudir a esa tienda cuando tenía algún problema con mis estilográficas o si quería comprar alguna para regalo.
Miguel siempre sabía resolver mis dudas, me aconsejaba bien y me grababa las dedicatorias que quería sobre las plumas o bolígrafos que compraba, siempre atento y muy simpático.
Poca gente queda como él.
Me he enterado por un comercio vecino al local de Miguel, que tanto él como su mujer han fallecido.
Lo he sentido muchísimo, pues era muy buenas personas.
Descansen en paz.
¡Qué buenos recuerdos, los que me trae la tiendecita de Miguel!
Le compré muchas plumas: mis primeras Montblanc, algunas Pelikan y bastantes unidades de una Sheaffer estupenda, baratísima, de plástico. Daba, además, facilidades de pago: «Llévatela, ya me la pagarás».
Recuerdo haber leído un artículo de Ignacio Carrión donde –también él– homenajeaba a Miguel.
Olber forma parte de la microhistoria de Valencia, seguro.
P.S.: Espero que no el rótulo de la tienda no haya acabado en un vertedero. Muy buena la versión de Juan (estupenda, Juan; buen trabajo).
Hola este comercio perteneció a nuestra familia. Un saludo
Yo solía acudir a esa tienda cuando tenía algún problema con mis estilográficas o si quería comprar alguna para regalo.
Miguel siempre sabía resolver mis dudas, me aconsejaba bien y me grababa las dedicatorias que quería sobre las plumas o bolígrafos que compraba, siempre atento y muy simpático.
Poca gente queda como él.
Mi padre era muy amigo de Miguel y de su mujer Carmina, si mal no recuerdo. Una gran empresa en un pequeño local
Cuando aun estaba funcionando le compré un montón de plumas antigüas que aun conservo… hace mil años.
Me he enterado por un comercio vecino al local de Miguel, que tanto él como su mujer han fallecido.
Lo he sentido muchísimo, pues era muy buenas personas.
Descansen en paz.
¡Qué buenos recuerdos, los que me trae la tiendecita de Miguel!
Le compré muchas plumas: mis primeras Montblanc, algunas Pelikan y bastantes unidades de una Sheaffer estupenda, baratísima, de plástico. Daba, además, facilidades de pago: «Llévatela, ya me la pagarás».
Recuerdo haber leído un artículo de Ignacio Carrión donde –también él– homenajeaba a Miguel.
Olber forma parte de la microhistoria de Valencia, seguro.
P.S.: Espero que no el rótulo de la tienda no haya acabado en un vertedero. Muy buena la versión de Juan (estupenda, Juan; buen trabajo).